El hormigón se define como un material formado por la mezcla de cemento, áridos y agua, y en su caso aditivos y adiciones, producido por el endurecimiento de la pasta de cemento (cemento – agua).
Es por tanto evidente que el empleo de aditivos se contempla en las normativas vigentes locales, nacionales y supranacionales sobre hormigones morteros y pastas … pero …. ¿por qué se utilizan los aditivos?
La preparación de un buen hormigón, o mortero es consecuencia de una buena selección de los materiales arriba mencionados, también es imprescindible que las dosificaciones de estos materiales sean correctas así como su amasado, preparación y puesta en obra.
Las propiedades que debe poseer un buen hormigón o mortero dependen de su estado físico, así se solicitan propiedades en estado fresco (estado en el que se encuentran los hormigones y morteros desde su amasado hasta su fraguado inicial), como son:
Trabajabilidad
Ausencia de exudación
Ausencia de segregación
Velocidad de fraguado
Retención de agua
Y en estado de endurecimiento como son:
Resistencias mecánicas
Resistencias a agresivos químicos
Resistencias a agresivos naturales
Impermeabilidad
Estabilidad dimensional
Ausencia de coqueras
Ausencia de eflorescencias
Al hormigón o mortero por último se le solicita “durabilidad” lo que viene a ser el mantenimiento de sus propiedades con el transcurso del tiempo. Obviamente la durabilidad se ve afectada por todas y cada una de las propiedades del hormigón o mortero. En este punto es importante destacar que todas estas propiedades están afectadas por una relación proporción de componentes en la mezcla para amasar que es fundamental.
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